Cuenta la leyenda que hace ya muchos años vivía en este callejón Doña Carmen, hija única de un hombre acaudalado pero muy violento y que prácticamente la tenía siempre prisionera en casa sin permitirla salir.
El único lugar al que una vez por semana podía acudir Carmen era a la Iglesia y fue precisamente allí donde conoció a Carlos, un minero humilde que la amaba con locura. Ambos aprovechaban la visita dominical al templo para poder verse a escondidas.
Cuando el padre de Carmen descubre el romance secreto que ella tiene con Carlos la obliga a permanecer en casa sin permitirla salir bajo ninguna circunstancia. Si la sorprendía fuera de casa la enviaría a España y la obligaría a desposarse con un anciano español conocido de la familia.
Carmen, utilizó a la única persona de su confianza, su dama de compañía, para hacerle llegar un mensaje a Carlos y explicarle el trágico suceso. Fue entonces cuando Carlos encontró una solución para poder continuar viendo a su amada adquiriendo una pequeña casa cuya ventana asomaba justo frente a la ventana de la alcoba de Carmen. El callejón era tan estrecho que ambos podrían verse e incluso llegar a tocarse con la mano sin que Carmen saliera de su casa.
Fue de esta forma como los enamorados consiguieron verse a diario durante largo tiempo. Quiso la desgracia que una noche el padre de Carmen escuchara los murmullos de Carlos y Carmen. Fuera de sí entró en la habitación de Carmen y le clavó una daga en su espalda causándola la muerte mientras ella aún sostenía la mano de Carlos entre las suyas.
Carlos, que nada pudo hacer por evitarlo, enmudeció del espanto y le dejó a su amada un dulce beso en su mano. Tras eso acudió a la Mina de la Valenciana, lugar donde trabajaba, y se quitó la vida arrojándose al vacío desde el brocal principal.
Cuenta la leyenda que la pareja se de un beso en esta calle logrará su felicidad, al menos, durante 7 años
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