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Juntos vivieron felices en la Pampa Argentina durante los siguientes años. Graciela era una joven risueña que adoraba la guitarra y su mayor deseo era algún día poder construir una vivienda familiar para ellos y sus hijos con la forma de ese instrumento. Sin embargo la fatalidad truncó su deseo. En 1977, embarazada del que sería su quinto hijo con Pedro, Graciela sufrió un aneurisma cerebral y nada se pudo hacer por salvar su vida. Falleció cuando tan sólo tenía 25 años.
Desde aquel entonces Pedro no descansó ni un momento hasta poder cumplir los deseos de su amada. Veinte años y más de siete mil árboles fueron necesarios para hacerlo posible. Pero Pedro no se conformó con construir una simple finca para sus hijos con forma de instrumento musical. Villa Graciela es una majestuosa guitarra de más de un kilómetro de largo. Una guitarra visible desde el cielo, visible para ella