Su nombre era Reece Fleming y tenía 8 años. Enfermo de leucemia desde los 4 años los médicos del centro médico Nottingham’s Queen ya no podían hacer nada. El cuerpo de Reece ya no era capaz de soportar más tratamientos y su muerte era inminente. Era mayo de 2008 y los médicos tan sólo le otorgaban unos pocos días de vida.
Cuando Reece, a pesar de su corta edad, fue consciente de la situación les pidió un último deseo a sus padres: Quería casarse con el amor de su vida, Elleanor Purgslove. Elleanor era amiga y compañera de clase de Reece. Aunque las constantes recaídas de él ya no le permitían acudir al colegio, ella le visitaba regularmente en el hospital y no habían perdido la relación.
Los padres de Reece siempre decían que él era muy valiente con todos los tratamientos y ver a Elleanor siempre le daba fuerzas. “Era un amor verdadero, un amor infantil pero real”, fueron las palabras de sus padres a un periódico londinense. Lorraine Fleming, madre de Reece, relató a la prensa británica como se reunieron los padres de ambos niños y organizaron una pequeña fiesta para permitirle a Reece pedir la mano de Elleanor. Ella aceptó sin dudarlo y los padres organizaron una ceremonia íntima en su casa para poder cumplir sus deseos.
Los cuatro padres estaban de acuerdo e hicieron todo cuanto estuvo en su mano por preparar una ceremonia lo más real posible. A Reece no le quedaba mucho tiempo de vida y fue necesario prepararlo todo en un tiempo record. Aunque la boda no tuvo validez legal, hubo anillos, vestido de novia y ceremonia. La boda se realizó en el cuarto del pequeño Reece. La madre de Elleanor hizo las veces de vicario e incluso prepararon un certificado de matrimonio simulado para poder entregárselo a los pequeños. “Estoy segura de que Reece sabía que no disponía de mucho tiempo, pero eran tantas las ganas que tenía de casarse con Elleanor que aguantó con vida hasta que logró su cometido”.
El día de la boda, después de realizar la ceremonia, el pequeño Reece se animó a salir a la calle. Parecía que se sentía muy bien, su cara rebosaba felicidad y las familias fueron juntas en limusina a cenar a un restaurante. Al día siguiente, Reece se levantó de la cama y se acercó al salón a ver a su madre. Le dijo que no se sentía muy bien. Después, regresó a su habitación junto con su madre y comenzó a recordar su boda. A las pocas horas murió. Antes de hacerlo le dijo a sus padres: “Ahora puedo irme en paz, me he casado con el amor de mi vida”.
La historia de Reece Fleming es real. El niño falleció el día 5 de Julio de 2008 y su historia fue publicada en muchos medios internacionales: